El microclima que posee esta región contribuye a lograr una excelente producción de vid. El mismo se caracteriza por su gran amplitud térmica, abundantes días de sol y baja humedad. En algunas zonas los paisajes alcanzan los 2500 metros sobre el nivel del mar, condición que no sólo repercute de la calidad de las uvas, sino también en la incomparable experiencia para los visitantes.
La producción vitivinícola artesanal en Tucumán data de principios el siglo pasado. Sin embargo, en los últimos años ha sufrido un importante crecimiento. Dentro de los emprendimientos tucumanos más reconocidos es posible nombrar las bodegas como Chico Zossi y Posse, o la estancia Río de Arena. Los vinos tucumanos han sido objeto de galardones internacionales.
A lo largo de la superficie de viñedos es posible encontrar variedades como Tannat, Malbec, Syrah, Bonarda, Torrontés y Cabernet Sauvignon. Los productores suelen ofrecer degustaciones a sus visitantes, que pueden estar acompañadas por delicias de la gastronomía regional.
Lo interesante de este recorrido es la posibilidad de combinar el enoturismo con la visita a tesoros arqueológicos heredados de las culturas precolombinas y los jesuitas. El Pichao, las ruinas de Cóndor Huasi, y la Ciudad Sagrada de Quilmes son puntos imperdibles dentro del itinerario.
Tucumán tiene una experiencia vitivinícola completa para ofrecer, descúbrala en su próxima visita los Valles Calchaquíes.